Creemos que la domesticación del perro tuvo lugar hace, como poco, 15.000 años. Creemos, por los fósiles hallados en excavaciones y los análisis genómicos realizados a estos restos, que los perros surgen de la domesticación desde diferentes poblaciones de lobos, ya extintos. Pero lo que no creemos, sino que se trata de una certeza científica, es que los estudios de ADN no han podido ubicar de forma concluyente los orígenes de la domesticación del perro por primera vez.
Partiendo de esta premisa, el profesor de Antropología Social en el Colegio de Francia y experto en mitología y folklore Julien d’Huy ha publicado un artículo en la revista especializada Antropozoológica del Museo Nacional de Historia Natural de París donde, mediante un nuevo y sorprendente método de investigación, ha rastreado los mitos sobre perros en todo el mundo para averiguar si coinciden con los hallazgos fósiles y genéticos que la ciencia nos ha proporcionado hasta el momento. El profesor d’Huy sostiene que entre los mitos y cuentos populares que han atravesado milenios de tiempo a través de las tradiciones culturales, se mezclan personajes y experiencias reales con elementos de fantasía, de manera que, analizando el contenido de la mitología, podemos observar si sus conclusiones coinciden con las de los métodos científicos más fiables.
Nuevo enfoque, viejas herramientas
Para su estudio, Julien d’Huy utilizó análisis estadísticos como los que utilizan los biólogos para determinar el parentesco de las especies, y reconstruir, así, una suerte de árbol filogenético de cómo y desde dónde se propagaron los mitos que hablan de perros.
Encontró tres ideas centrales repetidas en todos los mitos que incluían cualquier mención a un perro: la primera, que vincula a los perros como guías o acompañantes de almas al más allá, la segunda, sobre la unión física entre perros y seres humanos (mujeres con cabeza de perro que se casan con un hombre normal o sobre descendencias híbridas) y como tercer eje central de los mitos, el que asocia a los perros con la estrella Sirius, con el fuego o el sol. Este tercer motivo mitológico se puede resumir como la relación entre los perros y la luz y el calor.
En una entrevista en Evolution News con motivo de la publicación de su trabajo, d’Huy sostiene que la primera idea que ocupa los mitos, la de perros como guías y protectores después de la muerte, sugieren que originalmente se tenían en las poblaciones humanas por razones simbólicas y espirituales, y que fue posterior el aprovechamiento de las funciones caninas en la caza, vigilancia o transporte.
Al añadir todos los datos estructurales y el contenido de estos cuentos populares al programa informático, el resultado reveló que los mitos sobre perros habían surgido en Asia, donde la ciencia sitúa el origen de la domesticación del perro, y que a partir de Oriente, estos mitos se expandieron por Europa y después a América, continente en el que se introdujeron a través de dos dispersiones. Lo que coincide, de nuevo, con las evidencias que tenemos hasta la fecha. Finalmente, la mitología sobre perros llegó a África y a Australia.
Si bien los métodos de Julien d’Huy han recibido críticas, al considerar que los mitos no pueden ser fiables por las modificaciones y añadidos que sufren a lo largo de su existencia, el resultado de su investigación apoya la evidencia genética sobre la relación evolutiva entre perros y humanos y, tal como él mismo dice y recogen varias fuentes, "el estudio de la mitología comparada tiene algo que decir en el mundo de la investigación. Algo muy valioso, creo".
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